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Enseñanzas de los Falsos profetas, Apocalipsis 2:18-29


falsos profetas

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Los falsos profetas pueden enseñar sus mentiras.

Algún tiempo atrás, en el estado de California, un hombre entró a un restaurante de pollo frito y compró un par de platos de comida para él y su acompañante. Iban de picnic. La señorita que lo atendió accidentalmente le dio una bolsa con el dinero recaudado durante el día en lugar del pollo que ordenó.

El hombre y su amiga prosiguieron al lugar donde iban a hacer picnic, pero al abrir la bolsa, descubrieron que en vez de pollo había casi $800 en efectivo. Miró el dinero, y sabía que tenía que regresar a devolverlo. Era una persona de alto nivel moral. Se metieron al carro y regresaron al restaurante, donde el hombre se convirtió en héroe. El gerente estaba loco por encontrar el dinero cuando el señor se lo regresó, y lógicamente sentía un gran alivio al ver que el dinero había regresado.

Tan entusiasmado se encontraba el gerente que le dijo al hombre: Quiero llamar al periódico. Va a salir tu foto ahí. Eres el hombre más honesto que he conocido. El hombre que había devuelto el dinero rápidamente le respondió: ¡No, por favor, no lo haga! Luego le dijo en voz baja, Lo que sucede es que la mujer que me acompaña no es mi esposa – es…este…la esposa de otro.

¿Saben? Las cosas muchas veces no son como parecen. Este hombre parecía tener integridad de carácter, pero tenía una falla fatal. Detrás de su honestidad estaba otra clase de deshonestidad y decepción.

En nuestra jornada a través de las cartas de Jesús a las siete iglesias hemos llegado a una iglesia que se parece a este hombre. En realidad, muchísimas cosas iban bien dentro de esta iglesia. Tenía gran amor, mucha fe, y hacía grandes obras de caridad. Había, sin embargo, una persona dentro de esta congregación que estaba llevando a muchos lejos de la verdad y perjudicando su bienestar espiritual. Veamos lo que Jesús le dice a esta iglesia.

Lectura: Apocalipsis 2:18-29

2:18 Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto:
2:19 Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras.
2:20 Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.
2:21 Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación.
2:22 He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella.
2:23 Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.
2:24 Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, yo os digo: No os impondré otra carga;
2:25 pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga.
2:26 Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,
2:27 y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre;
2:28 y le daré la estrella de la mañana.
2:29 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

A pesar de todo lo bueno que había en esta iglesia había una falla fatal que tenía el potencial de destruirla. Jesús habla de una mujer que se consideraba profetisa y proclamaba sus mensajes supuestamente divinamente inspirados a la congregación.

Debemos aclarar que el problema no fue el hecho de ella ser mujer. El oficio de anciano y de pastor/maestro se limita bíblicamente a los hombres, pero es la única limitación de oficio que encontramos. Las mujeres podían recibir mensajes proféticos, como lo podían los hombres.

El problema, más bien, fue que sus mensajes, aunque presentados como divinamente inspirados, no lo eran. Lo que sucede es que

Los falsos profetas se disfrazan

¡Qué bueno fuera si todos los falsos profetas vinieran claramente marcados como tal! Quizás, como las cajetillas de cigarro, podrían traer una advertencia. Algo así como ADVERTENCIA: El Espíritu Santo ha determinado que escuchar a este individuo puede ser dañino para su salud espiritual. Desgraciadamente, en la vida real, los falsos profetas se hacen pasar por profetas verdaderos.

Es para desenmascarar a esta mujer que Jesús la llama Jezabel. Jezabel fue una de las mujeres más malvadas del Antiguo Testamento. Ella era una mujer cananita – de las tribus que rodeaban a Israel. Dios les había dicho que no se casaran con ellas.

El rey Acab, sin embargo, desobedeció este mandato de Dios al casarse con Jezabel – y ella empezó a construir templos a los dioses de su pueblo. Sobre todo, llevo al pueblo de Israel a adorar a Baal, un dios cuya adoración incluía varias prácticas inmorales. Jezabel llegó a ser modelo de la mujer malvada.

Jezabel, también, llega a ser el nombre que Jesús aplicó a la mujer que enseñaba falsas doctrinas dentro de la iglesia de Tiatira. Como la original Jezabel, esta mujer alejaba a los creyentes del Dios verdadero y los llevaba tras los ídolos.

Pero hay una diferencia. Era obvio que Jezabel, la original, alejaba a la gente de Dios. Esta mujer, que Jesús llama Jezabel, hacía su obra encubiertamente. Dice que ella engañaba a los siervos de Jesús. Podemos ver que las enseñanzas de los falsos profetas parecen lógicas.

No sabemos exactamente qué enseñaba esta mujer, pero era una doctrina que llevaba al desenfreno. Al parecer, ella enseñaba que uno podía conseguir alguna clase de conocimiento especial. Jesús habla de los “profundos secretos de Satanás”, mal llamados, que ella pretendía enseñar.

Es posible que ella haya enseñado que el creyente debe lanzarse al desenfreno, para así conocer más plenamente la gracia de Dios. Parece que tal enseñanza circulaba dentro de la iglesia algunos años después de la muerte de Cristo. Las enseñanzas de esta mujer se parecían en algo a lo que la gente había aprendido de los apóstoles.

Ellos habían hablado de la gracia; ella también habló de la gracia. Ellos habían hablado del perdón; ella también habló del perdón. Lo que hizo que fuera tan peligrosa su falsa doctrina fue precisamente el hecho de que tenía algún parecido superficial a la verdad bíblica. De este modo, muchos fueron engañados.

El resultado fue el pecado y la inmoralidad. Es importante notar que cualquier enseñanza es errónea que nos lleva a pecar. Jamás es la voluntad de Dios que pequemos. Al contrario; él busca un pueblo santo y dedicado a él.

Si alguien viene y te enseña algo, entonces, que te da permiso para pecar sin consecuencias, aléjate de esa persona. Puede ser que saque versículos bíblicos para tratar de comprobar lo que dice. Puede ser que hable de cosas que te parecen correctas. Si el resultado de su enseñanza es que ahora tienes permiso para pecar, está sumamente equivocado – y su enseñanza te llevará a la destrucción.

Tenemos que entender, entonces, que las enseñanzas de los falsos profetas parecen lógicas. La otra cosa que tenemos que entender es que su persona es atractiva. Muchas veces, los falsos profetas son personas de gran carisma personal. Atraen a sus seguidores como la miel atrae moscas.

Al leer el pasaje, encontramos la idea de que esta mujer tenía gran atractivo personal. Se nos dice que ella ha inducido a muchos a cometer inmoralidades sexuales y participar en la adoración a los ídolos. Ella parece ser el centro de este movimiento.

La persona del falso profeta puede ser muy atractivo. Ten mucho cuidado cuando te llama la atención más la persona de un maestro que sus enseñanzas. Si te llama más la atención su carisma personal que la calidad de su percepción espiritual, piensa dos veces antes de seguir a la persona. Muchas veces, los falsos profetas tienen gran carisma personal.

Los falsos profetas se disfrazan, como lo hizo esta mujer, para poder engañar a los creyentes. El resultado es que muchos se desvían tras sus enseñanzas y sus costumbres.

Pero hay algo más que tenemos que entender. Es que

Los falsos profetas serán destruidos

Jesús dice sin darle vueltas al asunto que esta mujer sería destruida. Ella pasaba mucho tiempo en la cama, así que Jesús le iba a dar mucho más tiempo ahí – pero ahora sería un lecho de dolor, causado por su enfermedad. En realidad, el pecado sexual siempre ha resultado en enfermedades. Mucho antes que el SIDA, otras enfermedades ya eran muy conocidas.

A pesar del mensaje tan trillado del “sexo seguro”, la verdad es que es imposible reducir a cero las posibilidades de contraer una enfermedad sexualmente trasmitida a menos que uno sea fiel a una sola persona para toda la vida.

Quienes no desean seguir el patrón de Dios tendrán que pagar las consecuencias, empezando con las enfermedades. Y el juicio no se acaba con las enfermedades; el fin de quienes siguen a los falsos profetas es la muerte.

Los hijos de esta mujer, dice, morirían. Algunas personas piensan que ésta es una referencia a los hijos naturales de la mujer. Sin embargo, Dios no castiga de muerte a los hijos por los delitos de sus padres. Es mejor entender que los “hijos” de esta mujer son sus seguidores.

La mujer, entonces, sufriría una grave enfermedad; los que habían cometido pecado con ella también sufrirían (quizás de la misma enfermedad); y quienes habían creído sus falsas doctrinas morirían. De este modo, sería obvio que el juicio de Dios había venido sobre esta falsa doctrina.

El fin de los falsos profetas es el mismo; Cristo los destruirá. Actualmente, algunos falsos profetas han muerto por su propia mano; otros han sido castigados por Dios; y a otros, les espera su castigo después de la muerte. Aunque existe la oportunidad del arrepentimiento, si no lo hay, viene repentinamente el castigo de Dios.

¿Cuál debe ser nuestra reacción ante la presencia de los falsos maestros entre la misma iglesia? Cristo nos llama a ser fieles. Al remanente de creyentes que no había seguido las falsas enseñanzas de esta mujer, Cristo dice: Retengan con firmeza lo que ya tienen, hasta que yo venga.

Ante la diversidad de doctrinas que se enseñan, Cristo nos llama a retener la doctrina pura que hemos recibido de la Palabra. Y nos da una fuerte motivación: el hecho de que él viene pronto.

Los falsos profetas pueden enseñar sus mentiras, pero un día volverá Cristo en su poder para castigar. En aquel día, quienes hayan mantenido la doctrina pura y la vida santa del creyente serán librados y recompensados. Quienes se hayan dejado persuadir por las mentiras, en cambio, serán castigados y condenados.

¿Estás preparado para ese día? ¿Estás plenamente convencido de lo que crees? ¿. Si te mantienes fiel a Cristo, tendrás la victoria.

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