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La interpretación de un sueño


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La interpretación de un sueño

Existe una característica muy interesante de la historia humana. Me refiero al hecho de que la historia cambia, dependiendo de la persona que la esté contando. Un mexicano, por ejemplo, tiene su propia perspectiva sobre la forma en que los estados que ahora son parte del suroeste de los Estados Unidos llegaron a ser parte de este país.

Un norteamericano lo verá de una forma muy distinta. Para el mexicano, la pérdida del norte de México fue resultado de la mala decisión de Santa Ana, quien vendió este territorio a los Estados Unidos. Los libros de historia estadounidenses, en cambio, lo presentan como territorio capturado en la guerra, guerra que surgió de la agresión mexicana hacia los pobladores del estado de Texas.

Winston Churchill dijo que la historia la escriben los ganadores, y parece ser que muchas veces sucede así. Los registros históricos con frecuencia presentan perspectivas muy diferentes sobre los hechos.

Viendo esta diferencia de opiniones, algunos han decidido que es imposible llegar a una historia definitiva. Según ellos, sólo tenemos las diferentes opiniones de los hombres. Ignoran, sin embargo, que hay Uno que lo ve todo. El tiene una perspectiva totalmente distinta a la de los hombres.

Quizás no se pueda llegar a un acuerdo acerca de lo que realmente sucedió cuando México perdió sus territorios norteños, pero en la eternidad, no nos importará mucho. Sí nos importará, en cambio, haber llegado a entender cómo ve Dios la historia humana.

El nos ha mostrado lo que tenemos que saber acerca de la historia de este mundo. Interesantemente, como lo veremos hoy, esta revelación llegó a un rey pagano – pero éste no lo pudo entender. Tuvo que recibir una interpretación. Veamos.

Lectura: Daniel 2:1-11

2:1 En el segundo año del reinado de Nabucodonosor, tuvo Nabucodonosor sueños, y se perturbó su espíritu, y se le fue el sueño.
2:2 Hizo llamar el rey a magos, astrólogos, encantadores y caldeos, para que le explicasen sus sueños. Vinieron, pues, y se presentaron delante del rey.
2:3 Y el rey les dijo: He tenido un sueño, y mi espíritu se ha turbado por saber el sueño.
2:4 Entonces hablaron los caldeos al rey en lengua aramea: Rey, para siempre vive; di el sueño a tus siervos, y te mostraremos la interpretación.
2:5 Respondió el rey y dijo a los caldeos: El asunto lo olvidé; si no me mostráis el sueño y su interpretación, seréis hechos pedazos, y vuestras casas serán convertidas en muladares.
2:6 Y si me mostrareis el sueño y su interpretación, recibiréis de mí dones y favores y gran honra. Decidme, pues, el sueño y su interpretación.
2:7 Respondieron por segunda vez, y dijeron: Diga el rey el sueño a sus siervos, y le mostraremos la interpretación.
2:8 El rey respondió y dijo: Yo conozco ciertamente que vosotros ponéis dilaciones, porque veis que el asunto se me ha ido.
2:9 Si no me mostráis el sueño, una sola sentencia hay para vosotros. Ciertamente preparáis respuesta mentirosa y perversa que decir delante de mí, entre tanto que pasa el tiempo. Decidme, pues, el sueño, para que yo sepa que me podéis dar su interpretación.
2:10 Los caldeos respondieron delante del rey, y dijeron: No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el asunto del rey; además de esto, ningún rey, príncipe ni señor preguntó cosa semejante a ningún mago ni astrólogo ni caldeo.
2:11 Porque el asunto que el rey demanda es difícil, y no hay quien lo pueda declarar al rey, salvo los dioses cuya morada no es con la carne. 

El rey Nabucodonosor, el que había conquistado Jerusalén y llevado cautivos a Daniel y sus compañeros, ahora tiene un sueño misterioso. Llama a sus consejeros, muchos de los cuales eran expertos en lo oculto, para darle una explicación.

Nabucodonosor les pone una prueba extraordinaria, sin embargo; no sólo tendrían que interpretar el sueño, sino que se lo tendrían que adivinar también. ¿Será que Nabucodonosor se había olvidado de lo que soñó? Creo que es más probable que los estuviera poniendo a prueba.

El punto principal, sin embargo, es que los sabios de Babilonia no pudieron adivinar el sueño. Por más poderes que hayan tenido, este poder no lo tenían. La sabiduría de los hombres falló. El poder de los dioses falsos falló. Sólo el poder de Dios podría revelar el sueño.

Veamos lo que pasó:

Lectura: Daniel 2:12-23

2:12 Por esto el rey con ira y con gran enojo mandó que matasen a todos los sabios de Babilonia.
2:13 Y se publicó el edicto de que los sabios fueran llevados a la muerte; y buscaron a Daniel y a sus compañeros para matarlos.
2:14 Entonces Daniel habló sabia y prudentemente a Arioc, capitán de la guardia del rey, que había salido para matar a los sabios de Babilonia.
2:15 Habló y dijo a Arioc capitán del rey: ¿Cuál es la causa de que este edicto se publique de parte del rey tan apresuradamente? Entonces Arioc hizo saber a Daniel lo que había.
2:16 Y Daniel entró y pidió al rey que le diese tiempo, y que él mostraría la interpretación al rey.
2:17 Luego se fue Daniel a su casa e hizo saber lo que había a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros,
2:18 para que pidiesen misericordias del Dios del cielo sobre este misterio, a fin de que Daniel y sus compañeros no pereciesen con los otros sabios de Babilonia.
2:19 Entonces el secreto fue revelado a Daniel en visión de noche, por lo cual bendijo Daniel al Dios del cielo.
2:20 Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría.
2:21 El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos.
2:22 El revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz.
2:23 A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos; pues nos has dado a conocer el asunto del rey.

Los emperadores babilónicos tenían poder casi ilimitado. Hoy en día hay ciertos límites puestos sobre el poder de los mandatarios, pero en aquellos tiempos, no era así. Cualquiera podía morir por capricho del rey.

En este caso, Nabucodonosor decide deshacerse por completo de todos los consejeros que se habían mostrado inútiles. Aunque Daniel y sus amigos no habían estado presentes en la consulta, probablemente porque aún estaban bajo entrenamiento, ellos se verían afectados también por la condena, ya que oficialmente pertenecían a la clase de los consejeros.

Al percatarse del edicto, Daniel no se quedó con los brazos cruzados. Pidió al rey un plazo de tiempo para tratar de solucionar el problema, y luego puso a sus amigos a orar. Como respuesta a la oración, Dios mostró a Daniel la respuesta al misterio. Al conocer lo que Dios le reveló, Daniel no pudo hacer más que alabar al Señor.

En un momento, veremos la revelación que Dios le dio a Daniel. Primero, sin embargo, saquemos algunas conclusiones de lo que hemos visto hasta aquí. En base a lo que hemos visto, podemos declarar que

Sólo Dios es capaz de revelar el futuro confiablemente

Los sabios del rey fallaron completamente. Tuvieron que declarar que, según sus creencias, el conocimiento que el rey exigía de ellos sólo pertenecía a los dioses – y ellos, según los astrólogos, no viven entre nosotros.

¡Qué contraste vemos entre los dioses falsos de los babilónicos, que eran incapaces de comunicar la sabiduría a sus seguidores, y el Dios verdadero del cielo, que sí da sabiduría a los que le buscan! Ningún dios es como nuestro Señor. Cualquier otro nos podrá fallar, pero Dios nunca falla.

Algunos años atrás se hizo un análisis de la veracidad de una famosa vidente. Los investigadores calcularon cuántas de sus profecías – mayormente acerca de los famosos – se habían convertido en realidad. Se sorprendieron al encontrar que más de la mitad se habían realizado.

Más de la mitad, sin embargo, no es suficiente. Dios es el único que nos puede revelar el futuro con toda seguridad. En este caso, lo hizo en respuesta a las oraciones de Daniel y sus compañeros.

Santiago nos dice que podemos pedirle a Dios, si nos hace falta sabiduría, y El nos la dará. Vemos en la vida de Daniel la comprobación de este principio. ¿Nos habla Dios aún por medio de sueños? No dudo que lo pueda hacer, pero recordemos que Daniel vivió cuando la Biblia aún no se terminaba de escribir.

Hoy en día, tenemos la Biblia completa, y podemos encontrar entre sus páginas la sabiduría que Dios desea que conozcamos. Debemos de tener cuidado, pues muchos se han desviado prestando más atención a los sueños que a la Palabra de Dios.

Sólo Dios puede revelarnos el futuro confiablemente. Por eso, debemos de confiar en lo que El nos ha dicho acerca del futuro. En lugar de vivir según nuestras propias ideas, confiemos más bien en lo que Dios nos ha dicho acerca del futuro.

Veamos lo que Dios le reveló a Daniel acerca del futuro:

Lectura: Daniel 2:24-30

2:24 Después de esto fue Daniel a Arioc, al cual el rey había puesto para matar a los sabios de Babilonia, y le dijo así: No mates a los sabios de Babilonia; llévame a la presencia del rey, y yo le mostraré la interpretación.
2:25 Entonces Arioc llevó prontamente a Daniel ante el rey, y le dijo así: He hallado un varón de los deportados de Judá, el cual dará al rey la interpretación.
2:26 Respondió el rey y dijo a Daniel, al cual llamaban Beltsasar: ¿Podrás tú hacerme conocer el sueño que vi, y su interpretación?
2:27 Daniel respondió delante del rey, diciendo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey.
2:28 Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días. He aquí tu sueño, y las visiones que has tenido en tu cama:
2:29 Estando tú, oh rey, en tu cama, te vinieron pensamientos por saber lo que había de ser en lo por venir; y el que revela los misterios te mostró lo que ha de ser.
2:30 Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en todos los vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la interpretación, y para que entiendas los pensamientos de tu corazón.

Es interesante notar cómo Arioc, el funcionario del rey, se toma el crédito por haber descubierto a Daniel. Parece que la naturaleza humana es la misma en cada siglo y en cada lugar. Daniel, por su parte, aclara que él no tiene ninguna ingenuidad nativa, ninguna habilidad especial para interpretar sueños.

No; la interpretación del sueño viene del Señor. Daniel nos demuestra un gran ejemplo de humildad. Fácilmente podría haberse engrandecido a sí mismo por el conocimiento que había recibido, pero él eligió más bien honrar a Dios.

Lectura: Daniel 2:31-35

2:31 Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible.
2:32 La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce;
2:33 sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido.
2:34 Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.
2:35 Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.

El sueño simbólico es sencillo. Vemos una estatua de cuatro niveles, con cabeza de oro, pecho y brazos de plata, vientre y muslos de bronce, y piernas de hierro, con los pies una mezcla de hierro y barro. De repente viene una roca enorme y golpea los pies, destruyendo la estatua. La estatua desaparece, mientras que la piedra crece para llenar la tierra.

¿Cuál es el significado de esta visión? Sigamos leyendo para verlo.

Lectura: Daniel 2:36-49

2:36 Este es el sueño; también la interpretación de él diremos en presencia del rey.
2:37 Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad.
2:38 Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro.
2:39 Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra.
2:40 Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo.
2:41 Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido.
2:42 Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil.
2:43 Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro.
2:44 Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre,
2:45 de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación.
2:46 Entonces el rey Nabucodonosor se postró sobre su rostro y se humilló ante Daniel, y mandó que le ofreciesen presentes e incienso.
2:47 El rey habló a Daniel, y dijo: Ciertamente el Dios vuestro es Dios de dioses, y Señor de los reyes, y el que revela los misterios, pues pudiste revelar este misterio.
2:48 Entonces el rey engrandeció a Daniel, y le dio muchos honores y grandes dones, y le hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia, y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia.
2:49 Y Daniel solicitó del rey, y obtuvo que pusiera sobre los negocios de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac y Abed-nego; y Daniel estaba en la corte del rey.

Entre los detalles de esta visión está un mensaje central muy importante. Los detalles sirven para comprobar la verdad del mensaje central. Dios anuncia por medio del sueño el curso que seguiría la historia mundial a partir de ese momento. Anunció la sucesión de reinos que vendría hasta que llegara Jesús.

El punto central, sin embargo, no está en la historia de estos imperios. El énfasis está en que

Sólo Dios establecerá un reino poderoso y sin fin

Los reinos de los hombres forman una unidad de rebelión contra Dios. Es por este motivo que Nabucodonosor vio sólo una estatua. Aunque la estatua consistía en diferentes materiales que representaban a los distintos imperios, el hecho de ser una estatua indica que cada imperio subsiguiente es simplemente otra expresión del deseo humano de ser grande sin Dios.

Los cuatro imperios que se mencionan bajo figura son, en orden, el babilónico, el asirio, el griego y el romano. Cada uno se representa con un material. Con el avance de los imperios, el rey tenía menos poder. Esto explica la razón por la que Nabucodonosor es la cabeza de oro, y después de él siguen la plata, el bronce y el hierro. Para la estatua, lo más valioso era el poder ilimitado de Babilonia; lo menos valioso era el poder limitado por el senado romano y las intrigas de Roma.

El momento culminante, sin embargo, llega con la piedra. Esta representa el reino que Dios establece, que nunca terminará y destruirá todo otro reino. Este reino se establece en los días del imperio romano, según la visión; y fue precisamente durante los años del imperio romano que Jesús vino para establecer su reino sobre la tierra.

Cristo vino “en los días de estos reyes”, como dice el verso 44. Vino para establecer su reino, aunque no se ha consumado aún. Tenemos ahora la opción de doblegarnos ante la estatua, ante los reinos de este mundo; o de unirnos al reino que Cristo vino a establecer.

Dios nos ha mostrado su perspectiva sobre la historia humana. Aunque los imperios se levantan y se caen, sólo representan una nueva expresión de la misma rebelión humana. Son pasajeros, a fin de cuentas.

El reino de Dios, en cambio, que Cristo vino a establecer, durará por siempre. Un día, El volverá, y hará pedazos los reinos de este mundo. Ahora tienes que decidir cuál será tu destino en ese día. ¿Lo has reconocido como tu Rey? ¿O sigues aún bajo el dominio de este mundo?

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