El día de descanso


El día de descanso

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El día de descanso, Un día especial
¿Alguna vez te has preguntado por qué la semana tiene siete días? A fin de cuentas, no es un número muy obvio. Parecería más lógico, quizás, tener diez días. Tenemos diez dedos, diez días – es una comparación lógica. De hecho, los historiadores nos dicen que, en las culturas antiguas de Egipto y de China, se probaron las semanas de diez días.

Desde hace mucho tiempo, sin embargo, casi todas las culturas del mundo han observado una semana de siete días. Parece que este ritmo concuerda de alguna forma con algo innato en el ser humano. La semana de siete días es cómodo para nosotros.

Se ha intentado cambiar la semana en una o dos ocasiones recientes. Por ejemplo, durante la revolución bolchevique en Rusia, se impuso una semana de diez días. Era parte del esfuerzo por suprimir todo lo tradicional, incluyendo la religión, y establecer una nueva sociedad.

Un aparte: la gente secular suele decir que la religión es la causa de las guerras, y que habría paz si solamente pudiéramos erradicar la religión. Sin embargo, las dictaduras que más personas mataron durante el siglo XX fueron ateas – Stalin en Rusia, Hitler en Alemania, Mao en China, Pol Pot en Camboya. Es algo para pensar.

Volviendo a la semana, el esfuerzo de los bolcheviques por establecer la semana de diez días fracasó. A partir de 1945, ningún régimen comunista pretendió cambiar la semana de siete días. Aun más interesante, durante todos los años de comunismo en Rusia y de ateísmo oficial, el nombre ruso para el día domingo no cambió. La palabra es Voskresenye, y significa resurrección.

De las Escrituras aprendemos que la semana de siete días funciona tan idealmente para el ser humano porque refleja algo acerca de su naturaleza. El séptimo día es un día especial. De esto se trata, precisamente, el cuarto mandamiento. Leámoslo.

Lectura: Exodo 20:8-11

20:8 Acuérdate del día de reposo para santificarlo.
20:9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;
20:10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.
20:11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.

Anclado en el patrón divino de la creación está este mandamiento para el ser humano. De la manera en que Dios trabajó seis días divinos en la creación del mundo y descansó el séptimo, el hombre también deberá seguir este ritmo en su trabajo. Dios llama a su pueblo a compartir el descanso divino.

Aunque la mayoría de los pueblos vecinos a Israel tenían una semana de siete días, el sábado serviría para separar a Israel de ellos. Servía como señal del pacto que Dios había hecho con ellos. Cuando algún extranjero llegaba a un pueblo de Israel en día sábado para encontrar a todos los negocios cerrados, se daría cuenta de que éste era un pueblo con valores distintos a los suyos.

Israel era diferente porque tenía un Dios diferente – el Dios verdadero, el Creador de los cielos y la tierra. Y podemos hacer esta declaración:

El día de descanso refleja el obrar de Dios

El día sábado servía como un día para recordar. Dios le dijo a su pueblo: “Acuérdate del sábado”, porque al recordar el sábado, recordarían también lo que Dios había hecho por ellos. Al imitar la acción de Dios en descansar después de crear el mundo, recordarían lo que El había hecho.

Nos podemos imaginar a los niños judíos, preguntándoles a sus padres: Papi, ¿Por qué no estás trabajando ahora? ¿Qué tiene este día de especial? Sus padres aprovecharían la oportunidad para hablarles del Dios que creó el cielo y la tierra, el Dios que hizo todo cuanto existe, y que descansó después de seis de trabajo. Así, recordarían a su Dios.

Nosotros adoramos al mismo Dios que los israelitas, pero vivimos hoy bajo otro pacto. Por este motivo celebramos otro día de descanso. En lugar de descansar el sábado, descansamos el domingo. En el Antiguo Testamento queda claro que el sábado era señal específicamente del pacto entre Dios e Israel. Dice Exodo 31:16-17: “Los israelitas deberán observar el sábado. En todas las generaciones futuras será para ellos un pacto perpetuo, una señal entre ellos y yo”.

Este pasaje deja claro que el sábado pertenecía al pacto entre Dios e Israel. El principio del descanso es permanente, pero la institución misma del sábado era para Israel. Esto lo confirma el apóstol Pablo, cuando él escribe lo siguiente: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo” (Colosenses 2:16-17).

La palabra aquí traducida “días de reposo” es sabaton en el griego, que significa sábados; esto indica claramente que – bajo el Nuevo Pacto – la observancia del día sábado ya no está en vigencia. Ahora nosotros observamos otro día como el día de reposo. Si el sábado conmemoraba la obra de Dios en la creación, el domingo celebra la obra de Dios en la re-creación, la restauración de la raza humana, mediante la muerte y resurrección de Jesucristo.

Celebramos el día domingo porque Cristo resucitó en este día. Cuando nuestros hijos nos preguntan: ¿Por qué no trabajas este día?, ¿Por qué vamos a la iglesia?, debemos aprovechar la oportunidad para explicarles que Cristo, nuestro Salvador, venció la muerte en este día. A El celebramos, recordando su victoria sobre la muerte y el pecado.

En cambio, cuando nosotros no observamos el día de descanso, empezamos a olvidar lo que Dios ha hecho. Cuando permitimos que el trabajo se apodere de los siete días de la semana, empezamos a alejarnos paulatinamente del Señor. Olvidamos sus beneficios. Ignoramos sus bendiciones. Dejamos de hablarle, y pronto nos damos cuenta de que nuestra relación con El está en neutral.

Dios mismo nos ha dado el ejemplo al trabajar seis días y descansar el séptimo, y nosotros debemos también de separar un día a la semana para recordar y reflejar sobre el obrar de Dios. Como creyentes, es una necesidad. Es más, nos conviene.

El día de descanso sirve para refrigerio del hombre

Según el verso 10 de nuestro pasaje, nadie debía trabajar en Israel en día sábado. ¡Ni siquiera los animales debían de trabajar! Era un descanso para todos. Nuestro Señor Jesús, el Hijo de Dios, nos dice algo muy importante acerca del propósito del día de reposo.

Leamos lo que El nos dice en Marcos 2:27:

2:27 También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo.

Los líderes religiosos de su día habían convertido la observancia del sábado en algo pesado, difícil, fastidioso. Había un sinfín de reglas minuciosas acerca de lo que se podía hacer en el día sábado. Habían determinado cuántos pasos podría tomar una persona antes de que se podría considerar “trabajo”, por ejemplo.

El sábado ya no era un día de reposo, de descanso, de deleitarse en el Señor. Ya no era una bendición. Era, más bien, algo pesado y difícil. Jesús señala hacia el propósito original de Dios en separar este día para su pueblo. El no creó al hombre solamente para que pudiéramos observar el día sábado; más bien, El hizo el día sábado para nosotros.

Recordando que ahora, después de la muerte y resurrección de Cristo, estamos bajo otro pacto, podemos aplicar sus palabras al día domingo. Dios nos llama a separar un día para el descanso, la reflexión y la adoración, pero no lo hace para castigarnos; ¡lo hace para nuestro bien!

A veces nos cuesta separar este día para el Señor. Cuando nuestro patrón nos ofrece dinero extra por trabajar el domingo, es fácil recordar nuestras necesidades económicas y aceptar. Si decimos que no, podemos luego empezar a amargarnos con Dios. ¿Por qué no me dejas trabajar? -le preguntamos.

¡Pero es para nuestro bien que reposemos un día! Lo necesitamos. Nos hace falta. Dios no nos creó para trabajar sin parar; El hizo un día de la semana para que descansáramos. Disfrutemos del día domingo. Gocémonos en la presencia de nuestros hermanos. Refresquemos el alma en la presencia de Dios.

Esto nos lleva a la tercera función del día de descanso:

El día de descanso señala hacia la eternidad con Dios

Si el día sirve para recordar a Dios, es porque El descansó de sus obras. En el tiempo eterno de Dios, El sigue descansando; y El nos invita a nosotros a compartir este descanso con El. El autor de la carta a los Hebreos nos aclara este concepto. Leamos Hebreos 4:9-11:

4:9 Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios.
4:10 Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.
4:11 Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.

El reposo especial que menciona el autor, como dice la nota, es un sabático. Es la oportunidad de compartir el descanso que Dios disfruta al haber terminado sus obras. Si nosotros seguimos a Cristo, también entraremos con El en un descanso gozoso y eternal en el cielo.

El día domingo sirve como recordatorio y anticipo de esto. Así como Cristo, habiendo terminado la labor de salvación, resucitó de la muerte en día domingo, nosotros también llegaremos al final de nuestro trabajo para estar para siempre con El en la celebración más grande de toda la historia.

Si tú no estás seguro de que entrarás en ese descanso después de morir, asegura hoy tu lugar en el Reino de Dios. Arrepiéntete de tus pecados y acepta a Cristo como tu Señor y Salvador. Si tú le abres el corazón, El te abrirá la puerta a su reino celestial. La delicia de descansar después de una semana ardua de trabajo es un pequeño anticipo de lo que será gozarnos para siempre en el cielo con Jesucristo.

Ahora te quiero preguntar: ¿Cómo ves el día domingo? ¿Te levantas de mal humor? ¿Estás apurado y atrasado cuando te preparas para ir a la iglesia? Si tu casa está llena de tensión, tus hijos lo notarán. Ellos no verán al día domingo como un gozo, sino como un peso.

Si nosotros no vivimos el día domingo como una bendición, estamos enseñando mal a nuestros hijos, y deshonramos a Dios. Es El quien ha bendecido el día de reposo. Aprendamos nosotros también a tenerlo como bendición, separando el tiempo necesario para estar con Dios y reposar. Aceptemos la bendición que Dios nos ha dado en este día.

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