Enoc: Caminar con Dios


Enoc: Caminar con Dios

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Enoc: Caminar con Dios

La vida es un caminar. Cada día caminamos por una senda que nos lleva a diferentes lugares. A veces es un camino que lleva a lugares de descanso y paz. Se parece a una vereda entre las montañas verdes, que con cada vuelta revela un manantial, un lago pacífico o una vista panorámica.

En otros momentos, nuestro caminar nos lleva por desiertos inmensos. Un día sigue a otro, sin cambios perceptibles, y nuestra alma se muere de sed. Pensamos que nunca saldremos de este desierto, que la vida nunca será mejor, que el sueño de un oasis de paz y descanso no es más que un espejismo.

Así es nuestra vida. Solemos pensar que la calidad de nuestra vida depende del lugar en el que nos encontremos. Creemos que sólo podremos vivir bien si las circunstancias de nuestra vida son propicias. El viaje sólo vale la pena para nosotros si el paisaje es acogedor.

Así es que pensamos, pero cometemos un gran error al pensar así. Mucho menos importante que los lugares por los que andemos en el camino de nuestra vida es esto: ¿con quién andamos? La compañía, no el campo, determina la calidad de nuestro camino.

Hoy estudiaremos acerca de un hombre que entendió muy bien esta lección. Se dice de él que caminaba con Dios.

Lectura: Génesis 5:18-24

5:18 Vivió Jared ciento sesenta y dos años, y engendró a Enoc.
5:19 Y vivió Jared, después que engendró a Enoc, ochocientos años, y engendró hijos e hijas.
5:20 Y fueron todos los días de Jared novecientos sesenta y dos años; y murió.
5:21 Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén.
5:22 Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas.
5:23 Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años.
5:24 Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.

La Biblia no nos da muchos detalles acerca de la vida de Enoc. Aparte de su mención en algunas genealogías, esto es todo lo que recuenta el Antiguo Testamento de su vida. Sin embargo, esa vida sobresale.

Notamos, para empezar, que Enoc es el séptimo en la línea de Adán. Dentro de la Biblia el número siete tiene significado especial. El hecho de que Enoc es el séptimo nos alerta a la posibilidad de que en él puede haber algo especial.

Efectivamente, esto es lo que encontramos. Si leyéramos los versos 3 al 31, que no haremos por motivos de tiempo, notaríamos algo muy interesante; cada descripción termina con la misma frase. Se dice, por ejemplo, que Adán murió a los novecientos treinta años de edad. Así sucesivamente, de cada persona se dice que murió a cierta edad.

Todo sigue igual hasta que llegamos a Enoc. Él fue diferente. En lugar de morir, como cualquier otro ser mortal, Enoc un día desapareció porque Dios se lo llevó. La única otra persona en el Antiguo Testamento de quien se dice esto es Elías. Enoc ocupa un lugar muy especial; no tuvo que experimentar la muerte física, sino que Dios lo llevó directamente a estar con él.

¿Por qué? ¿Cuál fue el secreto de Enoc? Se encuentra en una frase repetida dos veces en el pasaje. El secreto de Enoc, y el ejemplo que él nos da a nosotros, es éste:

Enoc anduvo con Dios

Enoc nos sirve como ejemplo del hombre justo. Tuvo una vida larga a comparación con nuestras vidas, pero muy breve a comparación con las vidas de sus contemporáneos. Su hijo Matusalén vivió más que cualquier otra persona en la historia, novecientos sesenta y nueve años; Enoc murió a la edad joven de trescientos sesenta y cinco.

¿Por qué tan joven? Dios se lo llevó, dice el verso, y podemos concluir que él ya había cumplido su propósito sobre la tierra. Dios lo quitó de la corrupción de este mundo y lo llevó a estar con él.

La corrupción del mundo, en aquellos días, ya era muy grande. A veces nosotros solemos pensar que el pasado fue un tiempo más puro e inocente, pero la Biblia nos enseña que la naturaleza humana después de la caída del hombre ha sido siempre la misma.

Si calculamos la cronología mencionada en estos capítulos, sacamos la conclusión de que Matusalén, el hijo de Enoc, murió en el diluvio. No es una conclusión completamente segura, porque las genealogías hebreas a veces tienen espacios.

Sin embargo, nos demuestra con claridad que Enoc vivía en tiempos de gran maldad, pues poco después Dios tuvo que destruir a la humanidad en el diluvio a causa de su gran desobediencia. Todos los males de nuestra sociedad – el homicidio, la drogadicción, la homosexualidad, la violación – ya existían, y se extendían por toda la sociedad.

¿Cómo logró Enoc caminar con Dios en medio de una sociedad tan corrupta? Los versos que hemos leído en Génesis no nos lo dicen con claridad, pero podemos encontrar la clave en el Nuevo Testamento.

Lectura: Hebreos 11:5-6

11:5 Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.
11:6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

Estos versos nos dicen algo muy interesante acerca de la forma en que Enoc logró agradar a Dios:

Enoc anduvo con Dios porque tuvo fe en el carácter de Dios

No divorciemos el verso 6 del verso 5. Recuerden, las divisiones entre versículos no fueron puestos por los autores. En este caso, el autor está sacando una conclusión muy importante acerca de Enoc.

Lo que encontramos en el Antiguo Testamento no es un testimonio acerca de la fe de Enoc, sino más bien la declaración de que él complació a Dios. Como dice el versículo, sin fe es imposible agradar a Dios. En otras palabras, habría sido imposible que Enoc agradara a Dios aparte de la fe.

Si no tenemos fe, no habrá base para vivir de una forma que le complace a Dios. Esta es la razón que Satanás busca de mil maneras atacar nuestra fe. Él ataca, sobre todo, lo que creemos acerca de Dios.

Si vamos a agradar a Dios, tenemos que creer – antes que nada – que él existe. El enemigo trata de hacernos dudar de la existencia de Dios ofreciéndonos muchas teorías muy sofisticadas para explicar la existencia del cosmos sin necesidad de Dios. Aunque muchas personas se dejan llevar por estas ideas, la Biblia dice: Dice el necio en su corazón: No hay Dios. (Salmo 53:1)

Tenemos que creer también que Dios recompensa a quienes le buscan. Tenemos que creer, en otras palabras, que vale la pena buscar a Dios. Aquí precisamente es que veo a muchas personas caer en problemas. La gran mayoría de las personas creen en Dios; creen que existe un ser supremo, y les gusta la idea de que hay alguien que nos está cuidando.

Muy pocos, sin embargo, realmente parecen creer que vale la pena buscar a Dios. ¿Cómo más explicar la falta de asistencia a la iglesia, el poco valor dado a la oración, la gran pereza cuando se trata de estudiar la Palabra de Dios? Me pregunto cuántos de nosotros realmente creemos que vale la pena buscar a Dios.

Enoc complació a Dios porque tuvo fe en su carácter. En otras palabras, Enoc creía en un Dios que vale la pena buscar. ¿En qué clase de Dios crees tú? ¿Crees en un abuelito celestial, que de vez en cuando te manda regalos? ¿Crees en un copiloto divino, que te ayuda cuando te metes en apuros? ¿Crees en un dios que te mira desde lejos, y simplemente tratas de no irritarlo mucho?

La única forma de complacer a Dios es creer que él existe, y que es un Dios que recompensa a quienes lo buscan. Vale la pena esforzarse en buscar en Dios. Vale la pena sacrificar tiempo y energía para conocerlo y agradarle. Enoc complació a Dios porque tuvo fe en su carácter, y sólo así podremos hacerlo tú y yo.

Confiar en el carácter de Dios también significa creer que él obrará de ciertas formas, y esto lo vemos en un pasaje final.

Lectura: Judas 1:14-15

14 De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares,
15 para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.

Este pasaje es interesante, pues Judas aquí cita un libro que no es parte de la Biblia. Es una colección de visiones e historias acerca de Enoc. Es extraño que Judas citara este libro, pero debemos de notar que él no lo cataloga como «Escritura». Podemos concluir, entonces, que lo que cita Judas – medio hermano de nuestro Señor Jesús – es verdadero, aunque el libro que cita también contiene errores.

Aun más interesante que esto es lo que nos cuenta acerca de Enoc. Nos dice que él profetizó acerca del juicio futuro de Dios. Como resultado de caminar con Dios, Enoc recibió revelaciones acerca del futuro, específicamente el juicio que Dios visitaría sobre los que no se someten a él. En otras palabras,

Enoc anduvo con Dios porque creía que él haría justicia

Esto es sumamente importante para nosotros si queremos, como Enoc, caminar con Dios. Uno de los estorbos más grandes para nuestra fe es la prosperidad de los pecadores. Vemos a los narcotraficantes, los políticos corruptos, las estrellas de rock y otros que representan un estilo de vida pagano y florecen, mientras nosotros sufrimos por hacer el bien.

Si las consecuencias del pecado fueran inmediatas, sería mucho más fácil obedecer a Dios. Si sufriéramos al instante cuando pecáramos, muchos obedecerían a Dios sólo por temor. Así no es que funcionan las cosas. Si queremos caminar con Dios, tenemos que tener siempre en mente que Dios hará justicia. Habrá un día para arreglar cuentas.

Es más, Dios nos ha dado una visión para entender sus planes para el futuro. En los libros de Daniel y Apocalipsis, y en secciones de otros libros, Dios ha quitado el velo para que entendamos lo que sucederá. En algún futuro, estudiaremos más a fondo esta revelación.

Por ahora, basta con decir que es necesario creer que Dios hará justicia. Como dijo David, Dios guarda cada una de nuestras lágrimas en su botella. El no ignora nada, y un día volverá para hacer justicia.

Ahora dime: ¿con quién caminas? ¿Con quién andas diariamente? ¿Estás caminando con Dios? ¿Estás permitiendo que él dirija tus pasos? Quizás en esta mañana necesites reanudar tu compromiso con Dios. Puede ser que tu amor por él se haya enfriado, y que necesites decirle en este momento: Señor, quiero caminar contigo.

Y si tú nunca has empezado a caminar con Dios, hay tres cosas que tienes que entender. La primera cosa es que tus pecados te separan de Dios. Para que puedas caminar con él, tus pecados tienen que ser purificados. La segunda cosa es que Jesucristo vino a este mundo para purificar tus pecados. Él se hizo hombre, murió en la cruz y resucitó, así pagando tu pecado.

La tercera cosa que tienes que entender es que, para poder recibir el perdón, tienes que arrepentirte de tu pecado y confiar en Jesús. Si nunca has hecho esto y lo quieres hacer hoy, ora para invitar a Cristo a salvarte. Él lo hará.

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